Había una vez una perra llamada Gertie, una encantadora mezcla de razas que, a sus 14 años, emprendió un viaje con un propósito claro: recibir 1000 abrazos. Su nombre completo, Gertrude, revelaba la elegancia y sabiduría que emanaban de sus ojos ancianos. La historia de Gertie comenzó en un McDonald’s en Arizona, donde fue descubierta junto a su inseparable amigo, Pablo, un pequeño chihuahua. A través de la magia de las redes sociales, Kate Goodhart, cuyo apellido prometía bondad, los adoptó.
En el cruel mundo de las adopciones, Gertie y Pablo enfrentaron la difícil realidad de ser perros mayores. A pesar de una campaña exitosa en Facebook, nadie mostraba interés en darles un hogar. Pero Kate, al ver las imágenes de estos dos compañeros, no pudo resistirse y decidió adoptarlos, desafiando las estadísticas y eligiendo el amor sobre la conveniencia.
Después de la adopción, la primera parada fue en la consulta del veterinario. Los resultados fueron desalentadores, prediciendo un futuro sombrío para Gertie debido a su edad y enfermedades. El veterinario, en un acto de compasión, sugirió poner fin a su sufrimiento. Sin embargo, Kate, llena de determinación, rechazó esa opción. Creía en el espíritu resiliente de Gertie y estaba decidida a darle una oportunidad de vivir sus últimos días en plenitud.
A medida que Gertie se instaló en su nuevo hogar, ocurrió un milagro. Su espíritu se avivó, y su salud mejoró notablemente. Era como si el amor y la compasión hubieran desafiado a la misma enfermedad. Gertie no solo encontró una dueña en Kate, sino también una defensora de su derecho a vivir cada día con alegría y dignidad.
Fue entonces cuando comenzó la épica misión de Gertie: recolectar 1000 abrazos antes de partir. Este ambicioso proyecto, concebido por Kate, se centraba en el deseo de Gertie. Cada abrazo, cada momento de alegría, estaba diseñado para el disfrute exclusivo de esta perra anciana. Incluso se estableció una página de Facebook dedicada a documentar los momentos felices de Gertie, capturados en lugares donde compartió amor con aquellos dispuestos a abrazarla.
El proyecto no solo resonó en el corazón de aquellos que siguieron a Gertie a través de las redes sociales, sino que también captó la atención de los periódicos locales en Anthem, Arizona. La historia de Gertie se convirtió en una inspiración para muchos, desafiando las nociones preconcebidas sobre los perros mayores y recordando a la sociedad la importancia de cuidar de aquellos que nos han brindado años de lealtad incondicional.
El viaje de Gertie llegó a su fin en 2016, pero su legado perdura. Su último vídeo, un testimonio de su amor y vitalidad, es un recordatorio de la alegría que puede traer incluso el acto más simple de abrazar a un ser querido. El proyecto no solo sirvió para cumplir el deseo de Gertie, sino que también creó conciencia sobre la importancia de adoptar perros mayores y el amor incondicional que ofrecen a sus familias humanas.
En memoria de Gertie, esperamos que su historia haya tocado sufuentes corazones y cambiado la percepción de algunas personas sobre la adopción de perros mayores. Que su legado inspire a otros a abrir sus corazones y hogares a esos sabios compañeros que, independientemente de su edad, tienen mucho amor para dar.