¿Alguna vez te has preguntado qué significa un acto de amor sincero? Quizás para algunas personas se trate de regalar algo material; para otros, implica pasar tiempo con esa persona especial sin dar ni recibir nada a cambio.
Pero, son pocas las personas que, al pensar en realizar un acto de amor, el beneficio es para alguien ajeno a su círculo familiar, o a sus amigos más cercanos.Aunque las personas sin hogar y los caninos callejeros pueden conmovernos y dejarnos con el corazón apesadumbrado, rara vez optamos por actuar. Porque todo lo que se necesita es un acto de compasión para cambiar sus vidas para siempre.
En la calle, un niño sin hogar se aferra a su cachorro para mantenerse calientes y darse amor.
Lamentablemente, todavía hay un gran número de niños de la calle que pasan sus días viajando de un lugar a otro haciendo milagros para encontrar suficiente comida.
Últimamente se ha vuelto viral la instantánea de un niño sin hogar durmiendo abrazado a su cachorro, que se ha convertido en su fiel compañero y única familia.
Usuarios en las redes exigen la intervención inmediata del Departamento de Protección al Menor
Las tristes fotografías retratan a dos pequeños seres, muy diferentes, pero ambos vulnerables.Lamentablemente su estado de impotencia no parece molestar a nadie, ya que muchos pasan a su lado indiferentes, sin tener en cuenta que en el suelo hay dos personas clamando ser salvadas. O tal vez es que simplemente no quisieron darse cuenta, ni ver más allá de sus narices.
El niño aún no tiene nombre y no se sabe si quedó huérfano o abandonado por sus padres.
Hasta ahora sólo se sabe que duerme con su mascota en la acera cerca de la estación central de trenes de Manila, Filipinas. Este pequeño, a pesar de todo lo sucedido, no ha abandonado a su cachorro, mostrando su increíble vínculo y el significado genuino del amor.
Las fotografías fueron obtenidas por Jem Villomo, un joven que vive cerca de la ciudad y las subió a su cuenta de Facebook con la intención de concienciar y conseguir que alguien les brinde toda la ayuda que se merecen. En este contexto comenta:
“El niño vive en la calle con su perro. No pide dinero sino comida para ambos”.
Lamentablemente historias como estas se repiten a lo largo de la historia. Recordemos a Rommen Quemenales, otro niño de 11 años que vive en la calle y que también encontró en un cachorro su mayor consuelo.
Estas historias no pueden dejar de causarnos indignación y falta de sensibilidad para actuar y darles a estos jóvenes, junto con sus mascotas, la vida que se merecen.
Aunque el Departamento de Bienestar Social y Desarrollo es la organización que debe cuidar de los niños en Filipinas, todavía no se han notado grandes cambios.
Rommen Quemenales también es de Filipinas, solo tiene su cachorro Badgi.
La mayor certeza es que este niño tiene como única familia a un cachorro, juntos duermen abrazados esperando despertar y encontrar a alguien que cambie sus vidas.
Sólo se tienen el uno al otro exhibiendo el amor más real y correspondido a pesar de la dura situación en la que se encuentran.