Las imágenes filmadas en la Reserva muestran al antílope parado firmemente sobre una gran roca mientras una jauría de perros africanos pintados lo rodean en todas direcciones.bd

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Los Klipspringers, una especie de antílope africano con la capacidad de una cabra montesa para navegar por precipicios escarpados, no son un blanco fácil para los depredadores. Su agilidad sobre terrenos rocosos pone a prueba incluso a los más hábiles y decididos.

Las imágenes grabadas recientemente en la reserva de caza MalaMala de Sudáfrica muestran a un trío de klipspringers manteniéndose firmes sobre una gran roca mientras una jauría de perros africanos pintados mordisquean al antílope desde una posición tentadoramente cercana en la cima de las rocas.

“Lo que hace que este avistamiento sea completamente increíble es el hecho de que no se sabe que los perros salvajes sean escaladores de ningún tipo”,

¡Sus patas no están diseñadas en absoluto para lo que vemos aquí! El hecho de que los perros no chillaran ni se cayeran es increíble en sí mismo”.

Esta manada particular de 21 perros pintados había sido vista en la reserva en más de una ocasión durante la última semana. En la tarde del 22 de febrero, los guardabosques vieron a los perros al acecho, probablemente buscando comida.

Los perros pintados son héroes coordinados que utilizan su estampa e inteligencia para correr hacia abajo.

Es posible que salten varias veces en un solo día, especialmente si hay muchas bocas que alimentar.

 

Los perros se encontraron con los klipspringers y, utilizando una técnica que no es infrecuente entre los depredadores, arrinconaron al antílope con la esperanza de conseguir comida.

Se ha documentado que los perros pintados utilizan fuentes de agua o cercas como puntos de salida para ‘rebajar’ estratégicamente a las especies en situaciones especiales.

Entonces, lanzar los klipspringers al Ьгіпk y rodearlos es una táctica distinta del libro de jugadas del perro pintado.

 

 

“Eran principalmente los perros jóvenes y salvajes los que intentaban llegar a los klipspringers”, explicó van Rooyen.

Es posible que los adultos ya hayan podido ver que el trabajo requirió más esfuerzo de lo que valió la pena. Con el antílope encaramado precariamente cerca del borde de una gran roca, los cachorros treparon a la cima de la gran roca y se acercaron. Según van Rooyen, esta no es la primera vez que los guardabosques de MalaMala han visto a los klipspringers ser asediados por una jauría de perros salvajes y es posible que el antílope haya tenido que iniciar una estrategia de escape similar en el pasado.

 

 

“Por muy desalentador que pueda resultar tener estos depredadores en su hábitat, ellos [los klipspringers] fueron diseñados por la Madre Naturaleza para vivir en afloramientos rocosos.

Sus cascos son muy puntiagudos, lo que les permite ser muy ágiles y ágiles en rocas como estas. Y vivir en hábitats como estos generalmente ayuda a evitar a los depredadores más grandes”, señala van Rooyen.