Cuando un grupo de voluntarios limpiaba los alrededores de una vía de tren, se les encogió el corazón al encontrar a un cachorrito llorando en la vía.
Lo habían metido en una caja y lo habían dejado solo. Tenía hambre y sed y no paraba de gemir.
El ruido de los trenes al pasar le aterrorizaba.
Esperaba que alguien oyera sus gritos y acudiera en su ayuda.
Cuando los voluntarios vieron al dulce cachorro, estaban decididos a ayudarle.
Uno de los voluntarios le abrazó tiernamente la cara y los ojos del cachorro se llenaron inmediatamente de esperanza. Sabía que estas amables personas le pondrían a salvo.
Descubrimiento de Charlie
Los voluntarios sacaron al cachorro de la caja y enseguida se sintió seguro. Sabía que todo mejoraría.
Decididos a ayudar, los voluntarios llevaron al cachorro, ahora llamado Charlie, a un refugio local.
El personal del refugio se conmovió al ver sus preciosos ojos azules y le colmó de amor.
Bajo los cuidados del refugio, Charlie se convirtió en un perro nuevo. Estaba lleno de confianza y alegría.
Charlie encuentra un nuevo hogar
Charlie prosperó y el personal del refugio empezó a buscarle un nuevo hogar.
Un día, una familia que buscaba un perro conoció a Charlie.
Cuando conocieron a Charlie, quedaron inmediatamente encantados por su adorable personalidad.
Se enamoraron de él y se lo llevaron a su nuevo hogar en Nueva York.
La vida en Nueva York
Charlie no podía creer su suerte. Por primera vez tenía una familia que le quería y le apreciaba.
Los niños se convirtieron en sus mejores amigos y se acurrucaban con él todos los días.
Charlie vive su mejor vida en Nueva York y no podría ser más feliz.
Ha encontrado la felicidad y el amor incondicional que todo perro merece.
Aunque los amigos del refugio echaban de menos a Charlie, estaban encantados de que hubiera encontrado la familia perfecta.
Agradecemos a los amables voluntarios que acudieron en ayuda de Charlie y a todas las demás personas que le ayudaron a encontrar la casa de sus sueños.