La ferocidad de la naturaleza: jaguares y hienas destrozan los cuerpos vivos de los antílopes machos, exponiendo la implacable dureza de la naturaleza. Ьгᴜtаɩ pero eso es ley natural, sin emociones. bd

A veces, la naturaleza no es para los pusilánimes. Puede parecer muy cruel cómo los depredadores se comen a sus presas, pero la naturaleza es naturaleza y no tiene sentimientos.

A veces, la naturaleza no es para los pusilánimes. Puede parecer muy cruel cómo los depredadores se comen a sus presas, pero la naturaleza es naturaleza y no tiene sentimientos. Los animales necesitan sobrevivir. Este avistamiento del guepardo y la hiena comiéndose el impala es el epítome de esto.

A veces, la naturaleza no es para los pusilánimes. Puede parecer muy cruel cómo los depredadores se comen a sus presas, pero la naturaleza es naturaleza y no tiene sentimientos. Los animales necesitan sobrevivir. Este avistamiento del guepardo y la hiena comiéndose el impala es el epítome de esto..

 

Alistair Leuner, director general de 33 años de Tintswalo Safari Lodge en la reserva de caza Manyeleti, filmó este increíble avistamiento mientras conducía con algunos invitados.

Alistair explica el avistamiento a LatestSightings.com: “Salí a conducir con mis invitados y estábamos sentados en un avistamiento con una hembra de leopardo cuando escuchamos una manada cercana de impalas llamando de alarma.

Condujimos en dirección a las señales de alarma, que estaban a unos 500 metros del leopardo. Encontramos dos guepardos observando al impala”.

 

Después de un tranquilo encuentro cercano con unos guepardos cazadores, la calma se rompió de golpe cuando, impulsados por el instinto salvaje, estos felinos se lanzaron en una trepidante persecución de un impala. La carrera, que se extendió por unos 200 metros, culminó dramáticamente cuando los guepardos consiguieron atrapar a su presa. En un giro visceral de la naturaleza, comenzaron a devorar al impala aún luchando por su vida, cuando de repente, cuatro hienas entraron en escena. Con audacia y ferocidad, estas oportunistas robaron el impala y también empezaron a alimentarse de él mientras aún respiraba.

 

Fue un espectáculo emocionante y cargado de adrenalina. Aunque puede resultar perturbador ver cómo el impala era consumido vivo, fue un avistamiento tan raro y fascinante que era imposible desviar la mirada. Este encuentro bruto con la ley de la selva culminó con la victoria de las hienas, dejando el campo sin rastro del impala ni del guepardo.

Llevo 15 años guiando safaris y jamás había presenciado una escena tan impactante. Mi consejo para quienes se enfrenten a este tipo de experiencias, aunque puedan ser duras, es que se sumerjan completamente en cada momento.  Tales vivencias son ventanas únicas a la crudeza y la magnificencia de la vida salvaje.