Doscientos años después de que Champollion descifrara los primeros jeroglíficos y cien años después del descubrimiento de la tumba de Tutankamón, Egipto está recuperando su pasado y poniendo su patrimonio en manos de toda una nueva generación de arqueólogos locales, utilizando las mejores herramientas tecnológicas.
El patrimonio de Egipto es una fuente de maravillas de renombre mundial que encanta a visitantes de todo el mundo. Cada nuevo descubrimiento revela la riqueza y la belleza de la antigua civilización egipcia
. Sin embargo, este patrimonio ha estado durante mucho tiempo en manos de equipos extranjeros: la gran mayoría de las excavaciones arqueológicas fueron, hasta la última década, realizadas por arqueólogos de otros continentes.
Hoy, el sector de la arqueología del país está haciendo una transición hacia una gestión local que, aunque acelerada por la pandemia, atestigua sobre todo el deseo de los jóvenes egipcios de reapropiarse de su historia.
En los últimos diez años, el Ministerio de Antigüedades ha creado nuevas escuelas con un fuerte énfasis en la formación sobre el terreno, lo que ha permitido a toda una nueva generación de arqueólogos (más de 500) acceder a formación práctica en el arte de la investigación, la excavación y la restauración. Gracias a estas iniciativas, actualmente hay más de 40 misiones dirigidas por jóvenes expertos egipcios.
Trabajadores arqueológicos egipcios atienden el sitio de excavación del Templo de Ramsés II. En el interior del templo, un equipo de arqueólogos descubrió recientemente más de 2.000 momias de carneros (al fondo), así como de otros animales como perros y gacelas, todos ellos pertenecientes al período ptolemaico (300 a. C. – 30 a. C.).