Cuando rescatamos a Moka el 11 de junio, mi corazón quedó destrozado. Fue descubierto en una fábrica de cachorros con muchos otros perros. Era una instalación que alguien había alquilado para operar su negocio, pero su funcionamiento fue descubierto, lo que los obligó a abandonar a estas criaturas indefensas, dejándolos hambrientos y en una necesidad desesperada. Decidimos acoger a algunos de los cachorros de inmediato porque eran pequeños y estaban en malas condiciones.
Los perros finalmente fueron rescatados por la policía y las autoridades municipales, pero el trauma que habían sufrido era profundo. Los llevamos rápidamente a nuestro veterinario para brindarles la atención y el tratamiento que tanto necesitaban. A pesar de sus horribles circunstancias, se comportaron admirablemente.
Moka, así como otros dos cachorritos, requirieron cuidados especiales. Moka era el más débil y necesitaba ser llevado a un centro de atención de emergencia para recibir oxígeno y una transfusión de sangre. Nos aferramos a la esperanza, con la esperanza de que pudiera sobrevivir.
Llevamos a Moka a más análisis de sangre al día siguiente. Estaba desnutrido y con la piel enferma que le hacía parecer un saco de huesos. También tenía miedo de los humanos como resultado de su trauma. Mientras tanto, los otros cachorros comenzaron a mostrar signos de mejoría y finalmente fueron adoptados. Como no podíamos acomodar a todos, otros fueron colocados en otros refugios.
Moka y los dos cachorros restantes se quedaron con nosotros. Moka recibió sus vacunas, pero aún así tuvo que permanecer confinado durante una semana más, necesitando apoyo médico. Su primer hermano, Nabi, fue adoptado y luego le llegó el turno a Xabi. Desafortunadamente, a pesar de su progreso, Moka siguió siendo débil y parecía menos atractivo para los usuarios potenciales.
Aunque sabía que no era culpa suya, mi corazón estaba con Moka. Asumimos el compromiso de cuidarlo y brindarle la mejor atención posible.
Moka empezó a mostrar signos de mejoría después de una semana. Empezó a comer solo y su apetito mejoró. Nos aseguramos de que recibiera suficiente luz solar, lo cual era bueno para su sistema inmunológico, incluso si todavía necesitaba asistencia médica cada pocos días. Su enfermedad de la piel fue tratada con baños medicinales.
Moka había recorrido un largo camino para el día 15. Comía solo alimentos casi crudos, se había aclimatado a los baños medicados y su comportamiento había mejorado sustancialmente. Moka mejoraba día a día y estábamos convencidos de que pronto sería una mascota perfecta, un monumento a la tremenda tenacidad de los animales cuando se les brinda el amor y los cuidados que necesitan.