La historia de la joyería egipcia antigua con incrustaciones de composición vítreas se remonta a los inicios de la era dinástica.
Las joyas han existido en diferentes materiales, formas y usos. Sin embargo, aunque las joyas fueron creadas para ser utilizadas en la vida, los antiguos egipcios las empleaban en la muerte al colocarlas sobre las momias como parte del rito funerario.
Según sus creencias, las joyas y amuletos debían estar hechos con ciertos materiales que les otorgaban poderes mágicos que ayudaban al difunto a recuperar la vida en el más allá y alcanzar la eternidad.
Entre los diferentes tipos de joyas que se trabajaban con alguna composición vitrea, tenemos en mayor cantidad los collares y los pectorales, contando también con numerosos ejemplos de pulseras, tobilleras, anillos y pendientes.
Collar de oro del tesoro de las tumbas reales de Tanis, ca. 1070-712 a.C. – Museo de El Cairo.
En relación con su función y significado dentro de la ceremonia funeraria, las joyas más que simples adornos eran piezas que poseían poderes mágicos.
En el capítulo XXVII del Libro de los Muertos se describe un hechizo mágico para un buitre dorado que debía colocarse en el cuerpo del difunto; en la viñeta se dan instrucciones precisas sobre cómo elaborarlo, incluso se indica minuciosamente cómo debería ser fabricado, detallando la forma y el material.
El gran tesoro de Tutankamón ha sido una evidencia muy importante para el estudio de la joyería egipcia antigua con incrustaciones vítreas, además de que ha servido para verificar cómo se cumplían las instrucciones que se indican en el Libro de los Muertos.
En la momia de Tutankamón se encontró un extraordinario pectoral como se indica en el capítulo XXVII del Libro de los Muertos, hecho en oro con incrustaciones de vidrio.
La mayoría de las joyas debían ser hechas en oro porque era el material más relacionado con los dioses, que debía combinarse con diferentes piedras semipreciosas de colores, las cuales, gracias a su origen mineral, proporcionaban poderes mágicos.
Dada la dificultad para obtener piedras semipreciosas, se imitaba perfectamente el arte de incrustar piedras con las diferentes composiciones vítreas, material ideal por tener las mismas cualidades físicas, ya que también es de origen mineral.
Los artesanos imitaban rápidamente las piedras semipreciosas de manera perfecta, alcanzando una habilidad extraordinaria en el detalle del corte y pulido.
Museo de El Cairo, Egipto. Los joyeros eran llamados neshedi nubi, el hombre del oro, y hemu nub, el artesano del oro. Se han localizado varias tumbas de artesanos.
Para los títulos de Principal de la joyería de la propiedad de Amón y Jefe de los artesanos de la joyería de Amón, es muy probable que fueran artesanos reales.
Pendientes, del sepulcro del faraón Tutankamón, descubiertos en el Valle de los Reyes.
Todavía podemos encontrar posiciones de mayor importancia que la de los artesanos mencionados anteriormente, que eran responsables de la organización de toda la industria, e incluso nunca tocaban la pipa de soplado. Entre los diferentes títulos, podemos encontrar los siguientes: Inspector del tesoro de oro y plata, inspector de la tierra dorada de Amón.
Su principal responsabilidad era dar instrucciones precisas sobre los materiales que iban a ser necesarios para la fabricación de los tesoros, así como hacer seguimiento de cada una de las fases de elaboración de la pieza.
Aunque la organización de la industria del trabajo en oro no les permitía firmar personalmente, se conserva el nombre de Neferronpet, quien firmó en su libro de los muertos.
Debido a la precisión que el trabajo requería, antes de comenzar la elaboración de la pieza era necesario preparar un diseño en una plantilla con el modelo de lo que iba a ser fabricado.
Entre las cosas más importantes que se tenían que planificar desde el principio, estaba detallar muy bien el grosor y la distancia de las costillas donde ya estaban incrustados los fragmentos de material pulido.
Cada pieza tenía un lugar específico dentro del diseño; nunca se podía colocar una pieza en el lugar de otra, lo que hacía aún más difícil el trabajo para el artesano.
Los soportes son principalmente de oro, que se trabajaba en diferentes técnicas según fuera necesario; laminado, fundido en molde abierto. Cuando se fabricaban piezas más grandes como máscaras o sarcófagos, era necesario trabajar en varias partes y luego unirlas con soldadura.
Una vez que el soporte estaba terminado, los fragmentos de la composición vítrea se cortaban y pulían según el tamaño del agujero para finalmente ser incrustados en su lugar.
Collar de oro del rey Psusennes I, de su tumba en Tanis, en el Delta del Nilo, al norte de Egipto.
Collar con colgante de halcón, Antiguo Egipto, ubicado en el Museo Egipcio de El Cairo, Egipto.
Collar con Pectoral Lunar – procedente de la tumba del faraón Tutankamón.
Pectoral y collar de la Princesa Sit-hathor-yunet, 1887-1878 a.C. – El Museo Metropolitano.
Pin, Halcón Horus, de la tumba de Tutankamón.
Anillo con patos. Ramsés IV, 153-1147 a.C., Dinastía 20. Louvre, París.
Pulsera de la tumba de la reina Amanishakheto en Nubia – Museo Egipcio de Berlín.
El Pectoral del Antiguo Egipto del Príncipe Khaemwaset, hijo de Ramsés.
Pulsera con imagen de la diosa Hathor – Museo de Bellas Artes de Boston.
Primera Foto: Pieza contemporánea inspirada en joyería del antiguo Egipto diseñada por Doro Soucy.