Las joyas encontradas en la tumba muestran que los restos de un niño enterrado junto a la mujer principal son los de la hija de la princesa celta.
La tumba de la princesa celta y su hija en el sur de Alemania data del año 583 a.C., es decir, tiene 2.600 años de antigüedad. Todo el sitio fue trasladado a una sala de investigación en Stuttgart para que los científicos estudien el lugar de enterramiento, según International Business Times.
La tumba contiene los restos de una mujer que llevaba muchas joyas de oro, bronce y ámbar. A medio metro de distancia se encuentra la tumba de una niña de unos 2-3 años. Las similitudes entre los pendientes de oro en el cuerpo de la mujer y la niña sugieren una relación cercana entre ellas, concluyeron los científicos en un informe publicado en la revista Antiquities.
“Los dos pares de pendientes de oro son muy similares en estilo y decoración”, dijo Dirk Krausse, de la Oficina de Patrimonio Cultural de Baden-Wuerttemberg en Alemania, autor principal del estudio. “A través de la forma y el diseño decorativo, se puede ver que pertenecen al mismo período, podrían ser productos del mismo orfebre. Son muy distintivos y no tenemos muestras para comparar de otras tumbas”.
Este entierro se remonta a la Edad del Hierro, cuando los celtas vivían en lo que ahora es Alemania y comerciaban con toda Europa. El sitio de excavación fue trasladado a la Oficina de Patrimonio Cultural de Alemania en 2011.
“Nos sorprendió bastante que la tumba no fuera saqueada. Está cerca de un pequeño río o arroyo y el suelo allí es muy húmedo, como un tipo de turba. Las tumbas saqueadas están en lugares más secos. La mayor parte del tiempo hay agua en la tumba, por lo que no es fácil robar”, dijo Krausse.
Las condiciones de inundación con bajo contenido de oxígeno también han limitado el proceso de deterioro en la tumba. Los científicos tomaron muestras de los huesos de la mujer, pero los restos de la niña no proporcionaron suficiente información para realizar pruebas de ADN. Solo se conserva el esmalte dental de la niña.
Actualmente, la tecnología para secuenciar el ADN no está lo suficientemente avanzada como para realizar pruebas en los restos de la niña en la tumba. “Pero en 10-20 años, esa tecnología podría estar disponible”, espera Krausse.